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domingo, 24 de enero de 2010

A PETICIÓN DE MARÍA. Minicrónica de un viaje































"Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme".

(Descripción de Stendhal del fenómeno que experimentó al visitar en 1817 la Basílica de Santa Croce en Florencia)



El miércoles pasado volví de un pequeño viaje a Italia. Lo mejor ha sido ver disfrutar a mi hijo en la ciudad de Venecia, en donde sigue resultando casi imposible no sucumbir al síndrome de Stendhal, y es que cuando miras desde el Gran Canal a la Salute, un slideshow hecho de Turners, Canalettos y Guardis parece desplegarse ante tus ojos . Ha hecho mucho frío, apenas si ha salido el sol y una densa niebla desdibujaba el paisaje. Sin embargo, es en el invierno cuando mejor se aprecia el calor. A petición de María, adjunto ficha detallada

Motivo del viaje: Puro placer.
Duración:Cinco días.
Alojamiento: En Bolonia, en el Millennhotel, bien situado y confortable.
Lugares visitados: Bolonia, Venecia, Florencia y Ferrara, donde visitamos el modesto y encantador Museo de Historia Natural.
Compañía aérea: Ryanair.
Anécdotas: Hemos entrado en todas las Feltrinelli que salían a nuestro paso. A la vuelta tuve que pagar a Ryanair por exceso de equipaje (me traje unas botas, no tan estupendas ni "fashionable" como las de Mary, y algunos libros para mi hijo).




2 comentarios:

Alberto Franco dijo...

Me apunto la ruta para esta semana santa. El problema es Ryanair. Por lo menos no tuvisteis que venir de pie en el avión.

María Maeso dijo...

Querida Amparo y queridos compañeros, ya estoy aquí con un estatuto plenipotenciario que me ha concedido nuestro Alberto.
Así me gusta, hay que reportarse cuando uno vive esas experiencias, porque así animamos a los otros y compartimos el disfrute.
Te comprendo, en tocando Ferrara, el Lago di Garda, Verona... uno se aferra a la mano de Fabricio del Dongo que se emancipa de su creador y te pasea por la Cartuja de Parma y el norte de Italia.
No se puede vivir tranquilo sin haber compartido horas de languidez con Stendhal y... sin comprarse "peaso botas" cada vez que se va uno por ahí.
Gracias Amparo.